La decisión surge tras una larga batalla legal entre el gobierno escocés y el grupo activista de mujeres For Women Scotland (FWS), una organización que está apoyada por varios famosos, incluida la autora de Harry Potter, JK Rowling.
La decisión surge tras una larga batalla legal entre el gobierno escocés y el grupo activista de mujeres For Women Scotland (FWS), una organización que está apoyada por varios famosos, incluida la autora de Harry Potter, JK Rowling.