El 10 de octubre, Día Mundial de la Salud Mental, no es solo otra fecha en el calendario; para nosotras, la población trans, y para toda la comunidad LGBTI+, es un llamado urgente a la acción. Nuestra lucha por la identidad y la aceptación es inseparable de nuestra lucha por el bienestar emocional. En un mundo que a menudo nos exige justificarnos para existir, priorizar nuestra salud mental es un acto fundamental de resistencia y amor propio.
El Impacto del Estrés de Minoría en la Comunidad
Es un hecho documentado a nivel global: las personas de la diversidad sexual y de género enfrentamos tasas más altas de ansiedad, depresión e ideación suicida que la población general. Esto no se debe a nuestra identidad en sí, sino a lo que la psicología llama estrés de minoría: la carga crónica y acumulada de tener que lidiar con la discriminación, el rechazo familiar, el acoso y la violencia social.
Cada vez que ocultamos un gesto, evitamos un lugar o tememos por nuestra seguridad, ese estrés se acumula, erosionando nuestra paz mental. La salud mental en nuestra comunidad no es un lujo; es una necesidad de supervivencia.
Despatologización y Acceso a Servicios Afirmativos
La comunidad trans enfrentamos una barrera adicional y profundamente dañina: la patologización histórica. Aunque la transexualidad fue eliminada de la lista de trastornos mentales de la OMS, los vestigios de este estigma persisten.
Para una mujer trans o un hombre trans, el acceso a servicios de salud (incluidos los tratamientos de afirmación de género) está a menudo mediado por procesos médicos que cuestionan nuestra identidad, exacerbando la disforia y el aislamiento. En lugares como República Dominicana, donde la falta de reconocimiento legal es una realidad, esta lucha se vuelve aún más solitaria. Es vital que el sistema de salud mental del país se libre de prejuicios y garantice un trato digno y afirmativo, reconociendo nuestra identidad sin exigirnos pruebas de nuestra valía emocional.
Estrategias de Cuidado Comunitario
En este día, recordamos que el primer paso hacia el bienestar es el autocuidado activo y la conexión comunitaria. Desde TRANSSA, promovemos acciones que fortalecen nuestra resiliencia:
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Buscar Ayuda Profesional Afirmativa: La terapia debe validar nuestra identidad. Debemos buscar profesionales con enfoque LGBTI+ y libre de transfobia.
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Fortalecer la Familia de Elección: La comunidad es nuestro salvavidas. Conectarnos y compartir experiencias con otras personas de la diversidad reduce el aislamiento y valida nuestra experiencia.
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Establecer Límites Saludables: Aprendamos a proteger nuestro espacio mental de personas o entornos tóxicos. La autodefensa emocional es tan importante como la física.
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Abogar por la Inclusión: Exijamos espacios seguros y políticas inclusivas en nuestro trabajo, escuela y centros de salud, garantizando que el entorno no sea una fuente constante de estrés.
La salud mental es un derecho humano. En la República Dominicana y en el mundo, la lucha por nuestros derechos es también una lucha por nuestras mentes, nuestros corazones y nuestra tranquilidad.
En TRANSSA reafirmamos que nuestro valor no está en discusión. Nuestra salud mental importa, y no estamos solas en esta travesía. Abrazar nuestra identidad es el primer acto de sanación. Hoy y siempre, seguimos luchando por un futuro donde la paz mental no sea un privilegio, sino un derecho garantizado para cada una de nosotras en la República Dominicana. ¡Nuestro bienestar es nuestra victoria!




















