El 19 de febrero se conmemora el Día Internacional contra la LGBTIQFOBIA en el Deporte, una fecha clave para visibilizar las barreras y discriminaciones que aún enfrentamos en el ámbito deportivo. El acceso al deporte para las personas trans sigue siendo un desafío debido a las políticas excluyentes y la falta de comprensión sobre nuestras identidades.
El deporte ha sido históricamente un espacio de exclusión para las personas LGBTIQ+, especialmente para las personas trans, quienes en muchos casos han sido descalificadas, expulsadas o marginadas por normativas basadas en prejuicios más que en evidencias científicas. Nos enfrentamos a discursos que nos invalidan, nos excluyen y, en muchos casos, nos obligan a abandonar nuestra pasión por el deporte.
Recientemente, el presidente Donald Trump firmó una orden ejecutiva que prohíbe a las mujeres transgénero participar en deportes femeninos en Estados Unidos. Esta medida ha generado controversia y ha sido objeto de demandas legales por parte de adolescentes trans y organizaciones defensoras de los derechos civiles, quienes argumentan que la orden discrimina inconstitucionalmente a las personas trans.
Además, en marzo de 2023, la World Athletics, organismo rector del atletismo mundial, prohibió la participación de mujeres trans en competiciones internacionales. Esta decisión también afecta a mujeres intersex y aquellas con niveles elevados de testosterona, y ha sido criticada por priorizar la “equidad” sobre la inclusión.
Estas acciones reflejan una tendencia preocupante hacia la exclusión de las personas trans en el deporte, basándose en argumentos que a menudo carecen de fundamento científico y perpetúan estereotipos dañinos. Es fundamental que las federaciones deportivas adopten políticas basadas en la evidencia científica y en los principios de equidad, inclusión y respeto.
La realidad es que cada persona tiene habilidades y talentos únicos, y el deporte debe ser un espacio de igualdad y respeto para todas. La falta de inclusión en el deporte no solo nos afecta a nivel profesional, sino que también impacta nuestra salud física y mental, impidiendo que muchas personas trans disfruten de los beneficios del ejercicio y la competencia en un ambiente seguro.
Este día nos recuerda la importancia de seguir luchando por espacios seguros y justos en el deporte, donde todas las personas, sin importar su identidad de género, puedan participar sin miedo a ser discriminadas. Exigimos que las federaciones deportivas adopten políticas basadas en la evidencia científica y en los principios de equidad, inclusión y respeto.
El deporte es un derecho, y debemos garantizar que nadie sea excluido por ser quien es. Sigamos elevando nuestras voces y luchando por un mundo donde la inclusión y el respeto sean la norma en todos los ámbitos de la sociedad, incluyendo el deporte.
Hoy reafirmamos nuestro compromiso con la equidad, y hacemos un llamado a todas las personas, atletas y organizaciones a ser parte del cambio para un futuro más justo e inclusivo para todes.